DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA 22.4.17
La Tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la Tierra. 
Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Seattle 1854.
Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Seattle 1854.
En celebración de esta central efeméride ambiental, publicamos un artículo que nos hizo llegar el Ingeniero Hidraúlico, Profesor de la UCV_CENAMB, José Luis Rodríguez, sobre la importancia de nuestro planeta y de los diversos susbistemas que lo componen, vinculándolo a imágenes claves, que nos ayudan a descubrir, ver, entender, la perspectiva ecológica a profundizar para el cuido de la vida en esta hermosa morada.
La Tierra forma parte 
del sistema solar que a la vez está integrado a  la Vía Láctea; la cual
 es un componente más del Universo. Esa
estructura cósmica hace que la Tierra mantenga interacciones con su 
contexto a través
de diversos tipos de energías: la solar incidente y reflejada, la 
infrarroja, las
de los campos electromagnéticos y gravitatorios. Además, los flujos de 
materia
como el polvo cósmico,  meteoritos y
artefactos espaciales.
Por otro lado,  esos sistemas
están en perpetuo movimiento; así por ejemplo, el Universo sigue en permanente
expansión y contracción,  la Vía Láctea se mueve a 270 Km/s, el sistema
solar a 274 Km/s, la Tierra consta de  movimientos relativos al sol (traslación (30
Km/s), rotación (620 Km/hora),  precesión
y otros). 
La Tierra ha venido transformándose desde hace 4,5 millardos de años, a
partir de las  relaciones de elementos
abióticos en la Era Precámbrica, e interacciones  abióticas
y bióticas en varias Eras: Paleozoica, 
Mesozoica, Cenozoica. En esta
última Era,  hemos evolucionado en el
período Cuaternario durante las Épocas Pleistoceno y Holoceno. En aquel período
se está incluyendo otra Época que se llama el Antropoceno,  debido 
a los cambios acelerados que viene experimentando la Tierra ocasionados
por las inmensas intervenciones humanas  principalmente
a partir del siglo XX. Lo anterior, se debe al  aumento exponencial de la población que va exigiendo
grandes demandas de elementos naturales para satisfacer sus adicciones y
codicias. Para tal efecto, se están usando tecnologías sofisticadas que permiten
realizar grandes cambios a una velocidad superior a la de los fenómenos
naturales  de la Tierra para reponerse o
restaurarse. Esas alteraciones se han tornado  muy impactantes para la dinámica de la Tierra que
pone en peligro la sobrevivencia de la Vida porque ha causado daños a los
procesos evolutivos, extinción masiva de seres vivos, proliferación de plagas,
contaminación de aire, agua suelos, enfermedades y otros. Hay que reflexionar
sobre la Tierra, que ha venido evolucionando sin nosotros y de la misma manera
seguirá sin nosotros como ha ocurrido con otras especies.
La Tierra como un sistema complejo está integrado por tres  subsistemas interrelacionados que a la vez
están formado por otros, que se mencionan en el orden de la ocurrencia de las
Eras Geológicas; ellos son: 1. la geosfera constituido por la endosfera, mesosfera,
astenosfera. 2. la ecosfera formado por atmósfera (aire), hidrosfera (agua), litosfera
(roca), biosfera (seres vivos) y pedosfera (suelo)  . 3. la antroposfera que incluye la noosfera,
la sociosfera y la tecnosfera. Es decir, que la Tierra como un todo afecta a sus
componentes y viceversa.
La noosfera es el mundo mental integrado por pensamientos de: deseos,
valores, normas, creencias, intereses, preferencias, ideologías, culturales, etc
que inducen a las actitudes personales que provocan  acciones que inciden en la sociosfera
conformada por  organizaciones:
instituciones públicas y privadas, comunidades, familias, grupos;  todas ellas con estructuras vinculadas a
relaciones de poder. Ambos componentes van a crear la tecnosfera que está
constituida por todo el medio construido generados por las diversas actividades
humanas con el uso de las tecnologías e instrumentos de planificación. 
Así que la tecnosfera determina las alteraciones  físicas que se dan en la ecosfera, puesto que las
actividades humanas se realizan principalmente en la atmósfera y en la corteza
terrestre afectando la litosfera, la biosfera, la pedosfera  y la hidrosfera, a la vez ella se influencian mutuamente
y todas a la vez se revierten sobre la antroposfera. Lo anterior reafirma la
frase de Seattle (1854) : “El hombre no teje el destino de la vida. El hombre
es sólo una hebra de ese tejido. Lo que haga en el tejido se lo hace a sí mismo”. 
Las relaciones en la ecosfera, están dinamizadas principalmente por las citadas
fuerzas energéticas externas a la Tierra. También, por la gravitación
terrestre, la geotérmica, sismo,  vulcanismo,
movimientos de agua y aire; ciclos de la materia y otras. A ello se añade lo
provocado por nuestras actividades, en cuanto a los desplazamientos de materiales
y artefactos, y por la generación y aprovechamiento de energías. 
Las  grandes repercusiones ambientales
en la Tierra son las provocadas por las guerras,  que no sólo acaban con la naturaleza sino
también con lo creado por el humano. Además,  las actividades extractivas de hidrocarburos y minerales
que se hacen a campo abierto, y a grandes profundidades en la corteza terrestre, ocasionan la  eliminación de ecosistemas
por las inmensas deforestaciones y 
contaminación de aire, agua, 
suelos. Ejemplos de ello, en Venezuela, las que se llevan a cabo en
las cuencas del Lago de Maracaibo y la del Orinoco.
Tenemos que cambiar nuestra
noosfera que nos permita realizar acciones en armonía con los fenómenos de la
Tierra, porque de lo contrario ella utilizará sus mecanismos reguladores a
través de la magnificación de sus fenómenos como inundaciones pluviales,
fluviales y marítimas, huracanes, terremotos, deslaves, avalanchas, plagas y
otras, lo antes descritos pudiera ocasionar la desaparición de la especie
humana y empezar otra Era, Período o Época que no se puede predecir por la
complejidad de las relaciones antes mencionadas. Al respecto,  hace 500 años A.C , Buda predicaba con sus
cuatro nobles verdades que el sufrimiento humano está en el deseo, y la
extirpación de él es necesario para lograr  la Recta Acción, lo que se considera como
indispensable para vivir en armonía con la Madre Tierra para la sobrevivencia
de la especie humana por un periodo más prolongado.  En ese sentido, se destaca que lo único
eterno es el cambio, además se vive en una trama en que todo está relacionado
con todo, de modo que cualquier tipo de acción que se realice sus efectos se
revierten en el mismo sentido (positivo o negativo) sobre el que produjo la
acción. Por ese motivo, debería tomarse en cuenta lo expresado por Buda: Cuida
el exterior tanto como el interior, porque todo es Uno.
De allí el imperativo de cada uno de nosotros hacia una posición austera
en el consumo, respeto y cuido a la Madre Tierra,   para
eso tiene que existir un cambio interior en cada uno de nosotros para
transformar nuestra noosfera, a fin de  actuar en armonía con los componentes de la
ecosfera que conlleve al equilibrio ecológico. Así que es urgente una educación
que estimule valores de responsabilidad y solidaridad para el buen vivir
en  la Tierra.               
¡Juntemos esfuerzos, buenos pensamientos y hábitos para cuidar la Madre Tierra!

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
