Material informativo cortesía de la Agrupación Ecológica La Tierra Primero, Valle de la Pascua, Guárico.
El 2 de febrero es el Día Mundial de los Humedales (DMH); en él se conmemora la fecha en que se adoptó la Convención sobre los Humedales o Convención de Ramsar –por el nombre de la ciudad donde se firmó el convenio internacional-, hace ya 40 años, en el año de 1971. El lema para 2011 es “Los Humedales y los Bosques”, ya que fue proclamado por Naciones Unidas como el Año Internacional de los Bosques.
Los Humedales son "Extensiones de marismas y pantanos, o superficies cubiertas de agua, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros". Es decir, son ecosistemas, en los que el agua juega un papel fundamental.
Desde 1997 todos los años organismos oficiales, organizaciones no gubernamentales y grupos de ciudadanos de diferentes comunidades aprovechan la oportunidad para realizar actividades encaminadas a aumentar la sensibilización del público acerca de la importancia de los humedales y los beneficios irremplazables que estos sistemas naturales aportan a las poblaciones humanas.
Los humedales y sus bosques -dado que es frecuente que los tengan- desempeñan funciones vitales en el almacenamiento del carbono. Por eso son también nuestros aliados frente al cambio climático.
Sin embargo, y a pesar de su utilidad, se encuentran muchas veces bajo la amenaza del desarrollo no planificado y la urbanización, el drenaje y la transformación del uso de las tierras - su eliminación por considerarlos fango o pantanos, que pone en peligro su existencia.
El papel de los bosques –húmedos o no– en nuestras vidas, y por qué importa ocuparse de ellos y protegerlos, es porque son vitales para toda la vida humana; la disponibilidad de agua dulce a escala mundial depende de nuestros bosques. Lo mismo que, en gran medida, la calidad del agua.
Por otra parte, la salud de nuestros humedales, arbolados o no, está vinculada a la salud de los bosques de nuestras cuencas. La pérdida y la degradación de los bosques hace que se pierdan y degraden humedales y la disponibilidad de recursos vitales como el agua y especies acuáticas ligadas a la alimentación y bienestar humanos.
En Venezuela, varias organizaciones protegen algunos de nuestros Humedales como el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, ubicado en el Estado Falcón; el Refugio de Fauna Silvestre y Reserva de Pesca ubicado en Los Olivitos del Estado Zulia, el Parque Nacional Archipiélago de Los Roques, el Parque Nacional de La Restinga en Nueva Esparta, el Parque Nacional Laguna de Tacarigua en el Estado Miranda y por supuesto, nuestras Dependencias Federales. En apoyo, muchas otras organizaciones, como La Tierra Primero (LTP), ubicada en Guárico, Valle de la Pascua, realizan jornadas informativas y material para la información al público y otros grupos ecologistas, como los que amablemente nos hicieron llegar para esta fecha.
Una reflexión pendiente tiene que ser: “No podemos vivir sin los bosques, ya sean bosques terrestres o humedales arbolados, por las funciones esenciales que desempeñan en nuestras vidas aportando agua, alimentos, medios de vida, actividades recreativas, culturales, turismo… y mucho más”.
Aunque a veces los desestimemos, gran parte del abundante patrimonio arqueológico y cultural del mundo guarda estrecha relación con las riquezas naturales de sus humedales.
"Las antiguas civilizaciones surgieron y evolucionaron al borde de los grandes ríos y de los humedales asociados a ellos y el bienestar de mucha gente sigue dependiendo hoy en día de sus recursos hídricos. Además, diversas actividades humanas como la pesca, la agricultura, la actividad forestal, el transporte, el turismo, etc. requieren de los recursos naturales provistos por los humedales y dependen, por lo tanto, del mantenimiento de sus condiciones ecológicas. También son zonas muy importantes para el abastecimiento de agua dulce con fines domésticos, agrícolas o industriales"y por ello, es que debemos observar su conservación.
Fuentes:
Gracias a Wilfredo Requena y a Eduardo Vanezca por el material de apoyo.
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