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jueves, 15 de octubre de 2009

17 de Octubre - Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

En 1992, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas declaró el 17 de octubre como Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, en su Resolución 47/196, con el objeto de crear conciencia en la importancia de erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, en particular en los países en desarrollo, lo que se ha convertido en una prioridad del desarrollo para la década de 1990.

Asimismo, el 21 de diciembre de 1993, la Asamblea General proclamó 1996 como Año Internacional para la Erradicación de la Pobreza, a través de la Resolución 48/143, y decidió que las principales actividades relacionadas con la observancia del año se llevasen a cabo en los planos, local, nacional e internacional. Y de hecho, el organismo ofreció asistencia con miras a crear entre los Estados los encargos de la adopción de políticas, y en la opinión pública internacional una mayor conciencia acerca de la importancia que tiene la erradicación de la pobreza en relación con la consolidación de la paz y el logro de un desarrollo sostenible.
Sin embargo, poco se ha avanzado en el logro de la meta, ya que documentos de la OIT, para 2005, señalaban que: “en demasiadas partes del mundo, el curso actual de la economía global no está poniendo freno al crecimiento del desempleo y de la pobreza. Si se pregunta a quienes viven en la pobreza que es lo que necesitan, responderán que necesitan un trabajo decente. Pero los empleos siguen siendo el eslabón perdido de la estrategia global para acabar con la pobreza. Si queremos realmente estar en vías de reducir la pobreza extrema a la mitad en 2015, es preciso ampliar los esfuerzos - en los planos local, nacional, regional e internacional - para situar la promoción de más y mejores empleos en el centro de las estrategias de desarrollo. El trabajo es el camino para escapar de la pobreza”.

El estudio de la pobreza, corresponde a economistas, sociólogos, trabajadores sociales, antropólogos, historiadores, nutricionistas, biólogos, sin embargo, los avances sobre la disminución de la pobreza, corresponde a toda la sociedad en su conjunto, a las personas, en acciones responsables que traten de establecer estilos de vida, cónsonos con sus posibilidades y engranados en las posibilidades de apoyo y crecimiento impulsados por los planes estadales y privados.

En primer lugar, porque como se señala: “los pobres no son la causa de la pobreza. La pobreza es el resultado de deficiencias estructurales y de sistemas económicos y sociales ineficaces”. Es decir, es el resultado de decisiones individuales, entramadas con respuestas sociales y políticas inadecuadas, en la falta de coherencia entre accesos a formación, oportunidades, bienes, servicios y responsabilidades, que se prolongan en el tiempo y de un apoyo internacional insuficiente para entender fenómenos como las migraciones, la valoración y respeto entre los grupos humanos y de las leyes vinculadas al sentido de territorialidad.

En segundo lugar, la pobreza resulta cara para el desarrollo. Dificulta el crecimiento, propicia la inestabilidad e impide a los países pobres avanzar por la vía del desarrollo sostenible. En otras palabras, la pobreza es algo que no podemos permitirnos, ya que lejos de darle estabilidad a la sociedad, la retiene en la pasividad, en el sufrimiento y reduce a las personas a vivir para comer o subsistir o genera inequidades que promueven la desviación, la desadaptación a normas sanas de convivencia e intercambio, fomentando la delincuencia, la inseguridad, la impunidad, la corrupción y el desapego.

En tercer lugar, la pobreza también presenta otra cara. La gente que vive en condiciones de privación material recurre a enormes reservas de valor, ingenio, perseverancia y apoyo mutuo para mantenerse en la senda de la supervivencia. El mero hecho de hacer frente a la pobreza demuestra la resistencia y creatividad del ser humano. En muchos sentidos, los trabajadores pobres son, en última instancia, y si canalizan sus ideas y proyectos, verdaderos emprendedores. Y nuestra labor conjunta consiste en sacar partido de ese sentido de la perseverancia, la esperanza y la oportunidad…para que lleguen a buen termino y minimizar las frustraciones, los errores, la ignorancia que contribuyen a que la inercia, la pobreza se haga sinónimo de alcohol, incomunicación, desatino, violencia, inercia, vivir de las apariencias y en la indiferencia.

Mucho podemos hacer….. Presionar para que se cumplan las promesas enunciadas por 189 países en la Cumbre del Milenio (Nueva York, 2000). Recordemos cuáles son: 1) Erradicar la pobreza extrema y el hambre (para el 2015) 2) Educación primaria universal. 3) Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer. 4) Reducir la mortalidad infantil 5) Mejorar la salud materna. 6) Combatir el sida, el paludismo y otras enfermedades. 7) Garantizas la sostenibilidad ambiental. 8) Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. Sin embargo, con promesas vacías o falsas esperanzas, no se cura, no se protege, poco se forma, ni se alimenta.

Para algunos “Somos la primer generación de la historia, capaz de erradicar la pobreza”

No desaprovechemos esta capacidad de gestionar bien los recursos con los que contamos y contaremos para el disfrute de la mayoría, en un mundo renovado!