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domingo, 28 de junio de 2009

Día Mundial del Arbol


Los árboles resultan absolutamente esenciales para la vida de nuestro planeta: purifican el ambiente al oxigenar el aire, proporcionan sombra, mejoran sectores erosionados, humedecen el ambiente, reducen el ruido, son capaces de temperar el lugar donde se encuentran, ya que provocan sensación de frescura y humedad, incluso deteniendo las heladas con su follaje; producen alimentos y múltiples recursos, además de ser el hogar de muchos pájaros.

Los árboles están junto al ser humano desde el principio de nuestra historia, por lo que sus beneficios son conocidos y aprovechados desde hace miles de años, aunque en contraste, ultimamente han sido olvidados en contraste a la relación que existía en anteriores civilizaciones.



De hecho, el sentir que predominó en las culturas ancestrales fue la de un mundo encantado. El entorno era un lugar de pertenencia, de correspondencia. El hombre estaba ligado a la naturaleza y esta relación le daba significado a su vida. Las montañas, los ríos y las nubes eran contemplados como algo maravilloso y con vida. Dentro de este concepto, el árbol tenía un sentido sagrado para ellos: representaba una vida inagotable, los bosques eran inmortales al perpetuarse a través de los siglos, al ser fuente inagotable de recursos para la humanidad.

Ahora, el uso exacerbado de los árboles, a través de la tala indiscriminada, el poco respeto a los bosques y las selvas, ha contribuido a una pérdida paulatina de cuencas y fuentes de agua, paso de vientos que intervienen en el ciclo de las lluvias, que lamentablemente estan contribuyendo a una agudización del cambio climático, especificamente del calentamiento global, lo que significa mayor desertificación, pérdida de especies animales y vegetales importantes, es decir de biodiversidad y mayor contaminación del aire o atmosférica.

De ahi, la importancia de recordar que un 28 de junio, a casi un mes exacto del Día del Araguaney y del Día Nacional del Arbol en Venezuela, la 3era semana de Mayo, esta fecha fue instaurada por el Congreso Mundial de Roma de 1969 para recordar la importancia que todas las especies de árboles tienen para el mejoramiento y purificación del aire de nuestro planeta.