En los últimos años la degradación del ambiente mundial se ha llevado a cabo a un ritmo alarmante, dejando graves repercusiones sociales y económicas a nivel global. De allí que sea urgente la aplicación de medidas que integren el tema ambiental con las estrategias de desarrollo.
La Desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.
La desertificación no es un problema aislado, sino que está plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales. Los vínculos entre estos aspectos y los factores socioeconómicos son cruciales, pues la problemática de la desertificación es un síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota.
En Guayana, que es asiento de la Reserva Forestal Imataca, la Reserva del Caura y el Parque Nacional Canaima, la situación no es distinta debido principalmente a la minería y al aprovechamiento forestal no controlado.
De acuerdo a un análisis realizado por el ingeniero forestal, Julio César Centeno, basado en las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, durante la década de los años 70, Venezuela perdió alrededor de 245 mil hectáreas de bosques por año, cifra que se incrementó dramáticamente a un promedio de 600 mil hectáreas a mediados de los 80.
En nuestro país, en la actualidad uno de los programas que ayudan a luchar contra la Desertificación y la Sequía es la Misión Arbol "orientada a la participación protagónica de la comunidad en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo que se fundamente en la recuperación, conservación y uso sustentable de los bosques para el mejoramiento de su calidad de vida". Sus metas, lograr producir 30 mil kilogramos de semillas, sembrar 92 millones de plantas y recuperar a nivel nacional 150 mil hectáreas. Por otro lado, también se diseñó y se han realizado acciones ligadas al Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAN).
No olvidar a lo local y pensar que todas las acciones que se realicen deben poder plasmarse a nivel micro.
Invertir no sólo en la creación de “superestructuras y marcos”de Ministerios, grandes programas sino también en la gente, mejora de hábitos, incentivos en lo rural y urbano para conservar, mantener, cuidar y proteger los árboles, las fuentes de agua, valoración de la calidad del aire, construyendo capacidades colectivas de reconocer y tomar acciones para corregir los problemas con prácticas sanas y compartiendo conocimientos.
Por ello, la Asamblea General de la ONU proclamó el 17 de junio desde 1994 como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (Resolución 49/115). Se invitó a los Estados a que dedicaran el Día Mundial a sensibilizar la opinión pública respecto de la necesidad de cooperación internacional para luchar contra la desertificación y los efectos de la sequía.
La intención del organismo internacional es concienciar a los ciudadanos de todo el mundo y recordarles que el cambio climático y la desertificación interactúan en diversos niveles y que son dos manifestaciones de un mismo problema que amenaza la posibilidad real de alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio en el 2015.
La Desertificación - El problema
La Desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.
La desertificación no es un problema aislado, sino que está plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales. Los vínculos entre estos aspectos y los factores socioeconómicos son cruciales, pues la problemática de la desertificación es un síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota.
Los principales factores que está generando esta ola de desertificación y sequía en el mundo son: La erosión o la pérdida de suelos, debido al aprovechamiento minero y forestal;
La explotación insostenible de los recursos hídricos, que causa graves daños ambientales, incluida la contaminación química, la salinización y el agotamiento de los acuíferos.
La pérdida de la cubierta vegetal debido a los incendios forestales, que en su mayoría son provocados;
La concentración de las actividades económicas en las zonas costeras debido al crecimiento urbano, las actividades industriales y el turismo de masas.
El efecto invernadero por el exceso de producción de gases, en contraste con las posibilidades de producción de oxigeno por la devastación de árboles sin mayor valoración.
La ocurrencia del cambio climático, y en particular del calentamiento global, debido al desequilibrio por la combinación de los fenómenos brevemente descritos.
Para 2007 se estimaba que la desertificación está afectando a más de 110 países y se estaban perdiendo 6 millones de hectáreas de tierra productiva al año, por lo que el problema se ha agudizado y llegó el momento en el que hay que tomar medidas para impedir que nuestras masas de bosques y vegetación se pierdan y en su lugar tengamos extensos desiertos.En muchas naciones los gobiernos han sido incapaces de detener esta ola de sequía y de desertificación, y no han adoptado un conjunto de medidas que permitan conservar los bosques y masas vegetales, haciendo un uso racional de los recursos.
Las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre están haciendo que aumente la temperatura del planeta. Por ejemplo, las personas que viven en tierras que originalmente eran áridas notarán que el cambio de las condiciones meteorológicas exacerbará la desertificación, la sequía y la inseguridad alimentaria. El calentamiento global generará un aumento en la incidencia de fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías y las lluvias intensas, lo que tendrá severas consecuencias en los suelos que de por sí están débiles. Otra secuela del calentamiento global es el incremento de las tasas de desertificación, lo que aumentará los índices de pobreza, la migración forzada y la vulnerabilidad ante los conflictos en las zonas afectadas.
De hecho, muchas de las personas más pobres del mundo son también las que sufren más directamente los efectos de la desertificación. Dos terceras partes de los pobres viven en tierras áridas, y alrededor de la mitad habita en zonas donde la degradación ambiental amenaza la producción agrícola de la que dependen para poder subsistir.
Situación en Venezuela
Las reservas forestales de Venezuela cubren 12 millones de hectáreas. Forman parte de las Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae), donde se incluyen los parques nacionales, los monumentos naturales, las zonas protectoras y otras figuras jurídicas adicionales.
De acuerdo a las cifras que maneja la ONG ambientalista venezolana Vitalis, Venezuela posee una de las tasas de deforestación más altas de América Latina, debido a la expansión de las fronteras agropecuarias, el crecimiento incontrolado de las zonas urbanas, las invasiones y la actividad minera y de aprovechamiento forestal que se realiza en el país sin ningún control.
En Guayana, que es asiento de la Reserva Forestal Imataca, la Reserva del Caura y el Parque Nacional Canaima, la situación no es distinta debido principalmente a la minería y al aprovechamiento forestal no controlado.
De acuerdo a un análisis realizado por el ingeniero forestal, Julio César Centeno, basado en las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, durante la década de los años 70, Venezuela perdió alrededor de 245 mil hectáreas de bosques por año, cifra que se incrementó dramáticamente a un promedio de 600 mil hectáreas a mediados de los 80.
Y un estudio de las FAO a finales de los 90, reflejaba que entre 1990 y 1995, los bosques venezolanos desaparecieron a razón de 500 mil hectáreas por año, lo que equivale aproximadamente a una hectárea cada minuto.
En nuestro país, en la actualidad uno de los programas que ayudan a luchar contra la Desertificación y la Sequía es la Misión Arbol "orientada a la participación protagónica de la comunidad en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo que se fundamente en la recuperación, conservación y uso sustentable de los bosques para el mejoramiento de su calidad de vida". Sus metas, lograr producir 30 mil kilogramos de semillas, sembrar 92 millones de plantas y recuperar a nivel nacional 150 mil hectáreas. Por otro lado, también se diseñó y se han realizado acciones ligadas al Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAN).
Sin embargo, lamentablemente se señala que algunos de las direcciones del MINAMB lejos de facilitar el éxito de la meta, se han dedicado a pelear con algunas organizaciones ambientales que consetudinariamente y recientemente hacen una importante labor de siembra de árboles, y este tipo de acciones daña la realidad de la política en la materia, y lamentablemente en Caracas, en cuanto a la reforestación del Avila, es un mal ejemplo las retalaciones que expone ha sido objeto Leonardo Arjona de la Brigada Ambiental Wairarepano, por decisiones arbitrarias o incoherentes por parte del organismo y el cual lejos contribuir a un punto de encuentro de esfuerzos, ha terminado siendo otro lugar de disputas por el "poder" en mal sentido.
Además, existen serias denuncias sobre los peligros que corre la actual "Reserva Forestal Caura", donde lamentablemente se viene cada vez mas talando mas árboles y vulnerando el bosque virgen, por lo cual, hay una propuesta de hacerla ABRAE y mas aún Parque Nacional, a objeto de poder verdaderamente preservar esta Cuenca y bosque, sin perjudicar a los indígenas Piaroas que habitan alli sin dañarla, o al menos no en la magnitud de la industria, en contraste a la tala indiscriminada que algunas compañías y corporaciones nacionales e internacionales, pretenden realizar.
CINECO, el Centro de Investigación e Información Ecológica, dirigida por Leobardo Acurero, nos indica que "Hacia el sur de nuestro territorio, después del río Orinoco, quedan el 80 % de las áreas naturales de Venezuela como Bosques tropicales húmedos, pero después de una evidente intervención, solo queda una cuenca hidrográfica hasta la fecha no tocada, no deforestada o no intervenida (Huber 1986), que la ubica como la más virgen y natural de toda la América: LA CUENCA DEL RIO CAURA"
Por tal motivo, se está llevando adelante la campaña, AUXILIO PARA SALVAR 5 MILLONES DE HECTAREAS DEL MAYOR PARAISO NATURAL DE SELVA EN EL TERRITORIO VENEZOLANO, ya que la solución pasa tanto por sensibilizar y concientizar a la población como de mejorar la práctica o la realidad del respeto y uso de políticas sustentables, en decretos y leyes cónsonas con la protección ambiental.
Por otro parte, las investigaciones del CINECO concluyen que: "Muchos ignoran que si no fuese por estas extensas zonas boscosas del Caura, no se cargarían significativamente con una gran cantidad de agua, las masas de aire, que la atraviesan, para luego producir las importantes lluvias en el centro y norte de Venezuela: Este peculiar proceso de alta evapo-transpiración en estos Bosques Tropicales como los del Caura, pueden entregar hasta más de 1200 lts de agua por cada metro2, desde el dosel de los árboles hacia las masas de aire que se desplazan encima de la parte superior del Bosque. Estamos haciendo referencia a casi 5 millones de hectáreas intactas, de este vital tipo de bosque, de un inestimable valor ecológico, PERO QUE INFLUYE DIRECTAMENTE EN LAS LLUVIAS DE LOS LLANOS CENTRALES Y SU GRAN PRODUCCION AGRICOLA".
Y además, está la urgencia de proteger la biodiversidad en esta Cuenca, ya que: "Este paraíso natural de más de 5 millones de hectáreas, hay bosques vírgenes con más de dos mil 700 especies de plantas, 475 de aves, 168 de mamíferos, 23 de reptiles, y varios centenares de peces, muchos de ellos únicos en ese lugar con respecto a todo el planeta. Solamente la expedición Aquarap, con científicos venezolanos e internacionales que recorrieron el Caura desde el 2000, detectó mas de 10 nuevas especies de peces y camarones endémicos". Por eso se están recogiendo firmas para llevar esta propuesta prontamente a la Asamblea Nacional.
En el caso de los llanos venezolanos, es urgente mapear los peligros en la zona, ocasionada por el cambio en el régimen de precipitaciones que aunque continúan proveyendo la misma cantidad de agua, lo hacen en áreas más reducidas y en períodos de tiempo mucho más cortos. Esto ocasiona mayores períodos de sequía que en consecuencia afectan a la fauna y vegetación llanera.
Propuestas para evitar o luchar en contra de la Desertificación:
Algunas ONG´s y comunidades, han elevado varias propuestas a la Convención de la ONU contra la Desertificación. Estas son algunas de ellas:
Contar con la sociedad civil, con la población, con el pueblo para que siembre, reproduzca el mensaje y participe de la transformación de los objetivos en resultados.
No olvidar a lo local y pensar que todas las acciones que se realicen deben poder plasmarse a nivel micro.
Invertir no sólo en la creación de “superestructuras y marcos”de Ministerios, grandes programas sino también en la gente, mejora de hábitos, incentivos en lo rural y urbano para conservar, mantener, cuidar y proteger los árboles, las fuentes de agua, valoración de la calidad del aire, construyendo capacidades colectivas de reconocer y tomar acciones para corregir los problemas con prácticas sanas y compartiendo conocimientos.
Crear o hacer valer las que existan en cada país como "Ley del Suelo" que dificulte la recalificación para suelo urbano cuando sea necesario, evitar obras de infraestructuras irrespetuosas para el medio ambiente y gestionar el agua como si fuera un bien escaso y aplicar medidas fiscales para evitar un consumo excesivo son otras de las ideas de las ONG.
A nivel más global, algunas entidades recuerdan también que ignorar ahora el problema significará pagar una factura más alta durante los próximos años ya que, dicen las organizaciones, cada año la desertificación en todo el mundo cuesta “42.000 millones de dólares americanos, mientras que el coste de combatir la desertificación está estimado entre unos 10.000 y 22.000 millones de dólares americanos al año”.